Por qué es importante creer que tu ferretería funcionará

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Quizás tu ferretería atraviesa un momento de dificultad. Sabes que tienes que hacer algo porque los ingresos no terminan de llegar, pero por otro lado, tienes miedo al futuro. En este tipo de situaciones, a veces la aplicación del remedio es la peor enfermedad, porque pensamos que porque simplemente tratemos de contener el gasto, vamos a lograr que nuestra empresa despegue.

Sin embargo, no acabamos de entender que, desde el momento en el que percibimos nuestras existencias como un gasto y no como una inversión, es que estamos errando nuestro enfoque.

Descapitalizar la empresa es sólo pan para hoy y hambre para mañana. Consiste en ir desmontando tu negocio piedra tras piedra. Y no es eso lo que quieres, sino insuflar un poco de aire fresco en tu cuenta de resultados.

¿Por qué debes creer que tu negocio funcionará?

Porque lo primero que no debes perder es la fe en tu propio negocio. Desde el momento en el que dejas de creer en lo que estás haciendo, sólo te quedan dos opciones.

1. Tratar de recuperar la fe en lo que haces.
2. Cerrar tu empresa.

Si lo que tratas de hacer es recuperar la confianza en ti mismo y en tu propio negocio, entonces tienes que dar un puñetazo sobre la mesa y empezar a mirar qué se está haciendo mal. Es hora de empezar a hacer cambios.

• ¿Estamos comprando productos que no se venden?
• ¿Hay algo que nuestra competencia esté haciendo mejor que nosotros?
• ¿Me encuentro en un mercado ya cubierto y debería abrirme a otros espacios geográficos?
• ¿Estoy haciendo un buen trabajo de marketing?
• ¿Estoy usando el software de gestión documental que realmente necesito?

Cuando trates de responder a esas 5 simples preguntas, tendrás ya el esquema de una hoja de ruta para mejorar en diferentes áreas: ventas, competitividad, gestión y estrategia. Claves imprescindibles a la hora de potenciar un negocio que está atravesando dificultades.

Lo peor que puedes hacer en estos momentos difíciles

Muchas empresas ven las orejas al lobo de la crisis y huyen despavoridos:

• Se dejan llevar por la inercia, repitiendo las acciones rutinarias de todos los días, esperando que algo cambie, o echando la culpa al mercado de su situación.
• Metiéndose en una espiral de depresión y desconfianza que multiplica el desastre de su negocio.
• Empeorando la eficiencia con la que antes realizaban las tareas porque “todo sale mal”.

Realmente, estas actitudes y comportamientos son de lo más normal del mundo en el ser humano. Pero que no cunda el desánimo. Has salido de situaciones peores que ésta. Has llegado hasta aquí y no es para rendirte. Tienes todo lo que hace falta para empezar a producir los cambios que necesitas.

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