arquitectura de interiores

Arquitectura interactiva, el futuro del diseño

Lejos han quedado los planos en papel  de casas, los bocetos, las maquetas o los edificios como mero decorado inerte con la llegada de las nuevas tecnologías, el 3D, la realidad  virtual.. la arquitectura de interiores ha empezado a evolucionar.

La nueva revolución en el mundo de la  representación arquitectónica y de la infografía se llama arquitectura interactiva. Hoy en día lo más representativo de este tipo de arquitectura es la realización de imágenes de gran realismo con el fin de conseguir la mayor aproximación a cómo será la ambientación de un espacio aún incluso antes de que empiecen las obras.

Esta arquitectura interactiva va desde edificios que se iluminan cuando alguien pasa a su lado, a ventanas que responden a la luz del amanecer, casas que modulan su iluminación o auténticos edificios virtuales que podremos visitar a través de la realidad virtual.

Pero gracias a la realidad virtual no solo se  nos permite observar cómo va a quedar un edificio, un local o una galería antes de su construcción sino que además podemos andar por su estancias, jugar con la iluminación, cambiar los materiales en tiempo real…

En la actualidad ya existen espacios que integran la arquitectura y los diseños interactivos. La forma en la que nos movemos por las  ciudades y cómo interactuamos con los elementos del entorno están cambiando a un ritmo vertiginoso.

El modo en el que concebimos el espacio que habitamos ha cambiado, ahora elementos que antes eran estáticos nos invitan a interactuar con ellos. Y gracias a que interactuamos  estos cambian, los espacios tradicionales se vuelven interactivos, algo así como seres vivos que responden a estímulos.

En los estudios de arquitectura  ha empezado a cobrar especial importancia, de forma que en las universidades y en los estudios ya se habla con más asiduidad de ingeniería creativa, inteligencia ambiental y espacios interactivos.

¿Cómo podemos convertir simples espacios urbanos en auténticas maravillas para los sentidos, con las que interactuar?

Si a cualquier objeto urbano le añadimos cámaras de detección de movimiento, con música sincronizada o imágenes que respondan a este ya tendríamos un auténtico espectáculo visual.

Un ejemplo de ello es la creación del internacionalmente conocido arquitecto interiorista Cameron McNall, Metallotus. Esta original obra es una flor de acero inoxidable suspendida en el aire que al caer la noche cambia de color  y de intensidad.

Lo interactivo no  solamente afecta a los exteriores, el diseño de interiores también se está adaptando a esta nueva forma de percibir los espacios. Ruairi Glynn, es otro artista moderno que diseñó una instalación entera a base de esferas robotizadas, las Arup Balls.

Estas esferas se iluminaban y movían en función de la energía que consumía el edificio, el ruido que producían las personas que estaban dentro o dependiendo del número de visitantes. Esta creación y otras tantas tendencias se recogieron el año pasado en Bilbao en la a Conferencia Internacional de Arte y Tecnología.

Como hemos apuntado antes ya hay avances de este tipo en la arquitectura de  interiores, las inmobiliarias realizan recorridos virtuales por pisos piloto que permiten a los futuros compradores vivir e interactuar con el espacio como si de verdad estuviesen allí.

Esto permite ver los pisos con mucha anterioridad a que empiecen a construirse, enseñar a diferentes compradores los pisos a la vez, no perder tiempo en desplazamientos y jugar combinando diferentes opciones (materiales, colores, iluminación) que en un piso piloto  de verdad no sería posible.

También existen catálogos virtuales que imitan con tal grado de realismo que permite a los profesionales combinar y probar estos en diferentes entornos sin tener que perder tiempo en ir a buscar estos y probarlo in situ.

Y es que, la  combinación de arquitectura y tecnología todavía está surgiendo, queda mucho todavía por ver, pero sin duda será un gran avance en cuanto a comodidad, rapidez, confortabilidad y originalidad.

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