Con el paso del tiempo, las personas mayores van perdiendo cada vez más sus capacidades, se sienten más solos y frustrados por no ser el mismo de ayer. Ante esta realidad, la mejor alternativa que una familia puede tomar, es recurrir a la asistencia domiciliaria, la cual, es un servicio dedicado a quienes han llegado a una edad avanzada.
La premisa fundamental de la asistencia domiciliaria es lograr aportar calidad de vida a sus seres queridos, en estos momentos difíciles. Al conseguir este objetivo, la prolongación de las capacidades cognoscitivas de los ancianos se hace posible y desaparecen los sentimientos de frustración.
Este servicio es ofrecido por profesionales en el área de la salud como los técnicos sociosanitarios, auxiliares de geriatría y trabajadores familiares. Todos ellos están capacitados para brindar apoyo al adulto mayor durante las 24 horas en su higiene personal, cambiarse de ropa, alimentación, seguimiento de tratamientos médicos, cambios de postura a los ancianos que están en cama y actividades de la vida diaria.
De igual manera, están preparados para orientarle en lo que respecta a los cuidados que hay que brindarle a un individuo con capacidades reducidas y enseñan las diferentes estrategias para el autocuidado, sobre todo, para reducir estados de angustia o estrés.
Los expertos tienen una atención especial para los ancianos que tienen enfermedades degenerativas como el Alzheimer o Parkinson, ya que tienen la seguridad de que ellos aún conservan una capacidad de sentimientos y deseos, que debe ser valorada y respetada.
Las técnicas empleadas para estos casos son ideales para mejorar la autonomía de la persona en todos los escenarios, teniendo en cuenta los aspectos psicológicos y socioambientales. A ello se le agrega, el fortalecimiento del lazo familiar como antídoto en contra del deterioro continuo.
La asistencia domiciliaria es el mejor apoyo que se le puede dar a un anciano, puesto que la atención es personalizada y humanizada. Las personas mayores no se desdibujan al recibir esta ayuda, por el contrario, es una esperanza de vida que les permite seguir disfrutando de las bondades de la existencia..